Colocar las rodajas de banana sobre una placa cubierta con papel manteca, pegadas una al lado de otra, intentando que queden pocos huecos entre ellas.
Cubrir las bananas con una capa fina de pasta de maní sin azúcar.
Derretir el chocolate a baño maria o en microondas (cortando cada 30 segundos para que no se queme) y cubrir, sobre la pasta de maní, con una capa fina de chocolate.